Apertura bajo llave
*Por Paula Martínez. Sin duda, el Gobierno nacional decidió profundizar en la "sintonía fina" de la cual habló la presidenta Cristina Fernández en su discurso de asunción.
En los últimos días, se dio a conocer una nueva medida que ya levantó "polvareda" y que se vislumbra como una importante traba para ingresar productos al país: la obligación de declarar y obtener autorización previa de las operaciones de importación para consumo.
La noticia se conoció el mismo día en que Fiat anunció que suspendía por dos días su actividad porque piezas imprescindibles estaban paradas en la Aduana.
La disposición de la Afip, a la cual adhirió el viernes la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, no sólo agrega una instancia burocrática más sino que, además, deja librada a la discrecionalidad de los funcionarios la autorización para importar.
Moreno, Ricardo Echegaray, titular de la Afip, y quien esté al frente de otro organismo que puede adherir a la medida (podría sumarse la Secretaría de Comercio Exterior, conducida por Beatriz Paglieri) tienen la llave para decidir quién, cómo y cuánto se puede importar.
¿Qué parámetros se tomarán en cuenta? Las normas no establecen ninguno. En ellas se habla de cuestiones tan generales como "impedir que el mercado interno se vea afectado negativamente" o contribuir a una "mejor y mayor evaluación del grado de competitividad".
Las medidas tienen su razón de ser. Paglieri recordó que el objetivo del Gobierno para 2012 es mantener un superávit comercial de alrededor de 10 mil millones de dólares.
Entre enero y noviembre de 2011 la balanza comercial argentina acumuló 10.067 millones de dólares. Pero la situación para los próximos 12 meses no se vislumbra tan positiva. Por una parte, habrá que ver el impacto de la crisis mundial, tanto en los precios como en las cantidades exportadas.
Pero lo que se avizora como más complicado es el impacto de las adversidades climáticas en la cosecha. Según distintos cálculos, el valor de las pérdidas por la sequía que pasó oscila entre tres mil y cinco mil millones de dólares. Son montos que el país dejaría de exportar. El tema no es menor, si se considera que en los primeros 11 meses del año pasado, los granos y sus derivados participaron con más del 38 por ciento en los 78 mil millones de dólares generados por exportaciones.
La desaceleración de la actividad (que ya se observa en la industria) pondrá menos presión a las importaciones. Pero es probable que no sea suficiente y, con el escenario complicado por el lado de las ventas, el Gobierno pondrá llave a la puerta de las compras al exterior y sólo la abrirá a "cuentagotas" para intentar mantener el mismo ingreso de divisas de 2011.
La noticia se conoció el mismo día en que Fiat anunció que suspendía por dos días su actividad porque piezas imprescindibles estaban paradas en la Aduana.
La disposición de la Afip, a la cual adhirió el viernes la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, no sólo agrega una instancia burocrática más sino que, además, deja librada a la discrecionalidad de los funcionarios la autorización para importar.
Moreno, Ricardo Echegaray, titular de la Afip, y quien esté al frente de otro organismo que puede adherir a la medida (podría sumarse la Secretaría de Comercio Exterior, conducida por Beatriz Paglieri) tienen la llave para decidir quién, cómo y cuánto se puede importar.
¿Qué parámetros se tomarán en cuenta? Las normas no establecen ninguno. En ellas se habla de cuestiones tan generales como "impedir que el mercado interno se vea afectado negativamente" o contribuir a una "mejor y mayor evaluación del grado de competitividad".
Las medidas tienen su razón de ser. Paglieri recordó que el objetivo del Gobierno para 2012 es mantener un superávit comercial de alrededor de 10 mil millones de dólares.
Entre enero y noviembre de 2011 la balanza comercial argentina acumuló 10.067 millones de dólares. Pero la situación para los próximos 12 meses no se vislumbra tan positiva. Por una parte, habrá que ver el impacto de la crisis mundial, tanto en los precios como en las cantidades exportadas.
Pero lo que se avizora como más complicado es el impacto de las adversidades climáticas en la cosecha. Según distintos cálculos, el valor de las pérdidas por la sequía que pasó oscila entre tres mil y cinco mil millones de dólares. Son montos que el país dejaría de exportar. El tema no es menor, si se considera que en los primeros 11 meses del año pasado, los granos y sus derivados participaron con más del 38 por ciento en los 78 mil millones de dólares generados por exportaciones.
La desaceleración de la actividad (que ya se observa en la industria) pondrá menos presión a las importaciones. Pero es probable que no sea suficiente y, con el escenario complicado por el lado de las ventas, el Gobierno pondrá llave a la puerta de las compras al exterior y sólo la abrirá a "cuentagotas" para intentar mantener el mismo ingreso de divisas de 2011.