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Antes de que cante el gallo

*Por Gabriel Bustos Herrera. Candidatos que se niegan unos a otros cada atardecer, casi con descaro. Deudas que nadie asume en la defensa del futuro incierto en Mendoza. Agua escasa, tierra asediada.

En estos días de hipocresía política en los que se niegan con descaro orígenes, compromisos y responsabilidades antes de que cante el gallo cada día, confieso que dudé. Como todos desconocen todo y se niegan unos a otros, temí que también los científicos y técnicos preocupados en luchar desde hace décadas contra la escasez de agua, el retroceso de los glaciares -una reserva cada día más chica- los avances del desierto y del cemento sobre el verde fértil, también hubieran caído en este hábito maldito de exculparse de las deudas sociales contraídas, como si recién cayeran de alguna galaxia lejana e impoluta.
 
Felizmente, los científicos y los hombres de gestión verdadera -los de más abajo, los que estudian, patean montañas y miden cada gesto de la Naturaleza- todavía están en la trinchera, lejos del barullo político.

Lo oí la semana pasada a Ricardo Villalba -el director del Cricyt, un búnker de la lucha contra el agua escasa- de nuevo advirtiendo sobre los ríos escuálidos y los glaciares en retroceso. En noviembre estará listo el inventario de los témpanos blancos y los escombreros (chequeo que exigió la Ley de Defensa de los Glaciares, tan discutida por los mineros de Gioja y los K amigos de la Barrick).

Y también vi el trajín en un inmenso salón atestado de técnicos y científicos de América Latina, en el Intercontinental, hurgando estudios y advirtiendo sobre el avance del desierto sobre el suelo fértil. Fue la preparatoria de la próxima Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro a mediados de 2012.

No es paranoia: somos confín de arenas y ellas están volviendo por la revancha. Porque avanza el desierto sobre el suelo fértil. Como el cemento. En Mendoza el 97% de nuestra geografía, dura y seca, está bajo esas condiciones. "En el país se pierden hasta 650.000 hectáreas por año ", titulaba Los Andes ese día.

Agua escasa, degradación de la tierra, éxodo rural: la fórmula de la muerte.

Sobre Pilatos y otras manos. Terrores de estos días en que, resulta, Paco Pérez no tiene nada que ver con la "Gestión Jaque" en obra pública, vivienda e infraestructura y hace leña de su ex compañero con descaro.

Él, que debió haber sido el ejecutor de una Cruzada del Agua intensa, histórica (el oasis Norte colapsó y se arruga como una pasa), mira para otro lado, pero debió haber sido el celoso supervisor de la gestión del Departamento General de Irrigación, donde rondan las dudas sobre lo que hicieron con estas necesidades y con nuevos pozos para extraer agua de un acuífero agotado y de explotación prohibida.

De paso, me explicaron los que piden otro embalse en el Mendoza (en Uspallata), que Los Blancos -licitación postergada de la Gestión Jaque y que no figura en el próximo presupuesto nacional de obras- son dos represas chicas para aprovechamiento hidroeléctrico, de escasa capacidad de embalse como para complementar al viejo Carrizal, en las aguas del empobrecido Tunuyán.

Mientras, Iglesias desconoce a Alfonsín en una sátira grotesca (también Cornejo, que acordó con Binner), pide corte de boleta debajo de Cristina y con una inocultable indigestión vuelve a mostrarse sonriente con Cobos, su primer ministro de Ambiente y Obras Públicas y al que echó no hace mucho imputándole traición K. Cobos, ex ministro de Ambiente y Obras Públicas -o sea agua pobre, suelo asediado, embalses de pago chico, canales de arena y riego viejo, justo en los mejores tiempos presupuestarios de Mendoza- y que fue el negociador de la fórmula UCR-K en 2006 cuando desistió del juicio de Mendoza contra la Nación, supuestamente a cambio del embalse Portezuelo y el Trasvase del Atuel, que jamás se hicieron.

Es verlos en las tribunas televisivas de estos días y acordarse de la responsabilidad de gestionar la más grave Cruzada del Agua y el Suelo que debiera tener esta provincia asediada donde deberán vivir nuestros pibes (la "Ciudad Puerto", al pie del Túnel de Baja Altura hacia el Pacífico, que necesitará agua, suelo ordenado, ciudades soportables).

O sea: una política de embalses suficientes (Potrerillos, tras 50 años de polémica, fue construido en la versión más pequeña e insuficiente) de canales y entubados priorizando con una trama moderna de gran amplitud (aún tenemos sólo el 15-17% de la red de canales primarios y secundarios hormigonados y en el sur no llegamos al 10%).

Debimos, hace décadas, haber modernizado el riego tranqueras adentro, porque seguimos regando a manto como lo hacían los huarpes (no más del 15% de la superficie frutal y vitivinícola está bajo riego moderno, goteo u otros).

En nuestras ciudades aún derrochamos agua porque es gratis y no nos la miden: el sosegate de los medidores va lento, como si hubiera margen para mañana. Los establecimientos para recuperar el agua que usan las ciudades y se devuelve saneada aguas abajo (los he visto funcionar en el sur de Francia) son aquí una inversión poco menos que inimaginable.

Antes de que cante el gallo. Y no son sueños de campaña, ni pretensiones estratosféricas. Es vital. En 2000 recorrí el milagro del sur francés. Los que viven del Ródano y eran la Cenicienta pobre, en 40 años la hicieron Reina del vino y las esencias con agua abundante y suelo protegido.

Construyeron una increíble red de embalses (10), de canales entubados (el 96% de la red total) y financiaron la modernización tranqueras adentro (el 97% de los productores riega por goteo, aspersión o cosas parecidas). Durante 40 años, sin concesiones partidarias, priorizaron terminantemente el buen uso del agua, su preservación y justa distribución: hoy le venden agua a Barcelona por un ducto desde Toulouse a través de los Pirineos.

Nosotros discutimos el destino incierto del río Mendoza durante 50 años. E hicimos el dique Potrerillos versión económica, de 450 hm3 que guarda apenas ¼ del agua que necesitamos en una temporada de glaciares flojos. El proyecto Cordón del Plata de los años '40, era una cadena de 4 diques entrelazados y canales hormigonados aguas abajo.

Claro, los franceses hubieran construido la doble Mendoza-Tunuyán en un par de años. Y las circunvalaciones a la Gran Ciudad en otro tanto; llegado al Desaguadero en los '90, armado el Tren Urbano en 10 años (fue propuesto en 1994); reconfigurado el transporte urbano hace 20 años.
 
Después de 16 años de juego de intereses, tenemos por fin una Ley de Ordenamiento Territorial (que incluye la complejidad agua-balances hídricos obligatorios-suelo fértil-despliegue inmobiliario-avances municipales) y aún estamos en los aprontes para reglamentación y operación efectiva del Consejo (que debe coordinar los planes estratégicos municipales con el provincial y regional).

En la primera reunión de la Cátedra del Agua, que organizó el Instituto Nacional del Agua, me transmitieron que las pobres aguas del río Mendoza y del Tunuyán deberían abastecer el 75% del PBG y vive en sus márgenes aproximadamente el 75% de los mendocinos. Pero "el oasis Norte ya está colapsado, en el borde de la subsistencia del agua, sin posibilidades de expansión".

Síntesis de aquella noche, con mensaje para los candidatos del 23 (vayan por corte propio o por arrastre ajeno): "Si en 25 años no conseguimos ahorrar la mitad del agua que consumimos hoy del río Mendoza y del Tunuyán (el 80% de esos caudales son derivados al agro y la base agro-industrial), la provincia no tendrá destino".

Ojalá en futuras urnas no se vean precisados a negarlo antes de que cante el gallo.