Ángeles Rawson: declarar para que nada cambie
Jorge Mangeri volvió a estar frente al juez Javier Ríos y, en general, repitió sus argumentos de siempre.
Fueron cinco horas. Fueron palabras y palabras de un mismo relato. Otra vez, Jorge Mangeri eligió el camino de la negación y de la denuncia para defenderse de la imputación por el asesinato de Ángeles Rawson. Esta vez, como la imputación agregaba un delito sexual, repitió una y otra vez que no es un violador, y menos violador de menores.
En general, Mangeri repitió sus argumentos de siempre. Que él no fue, que le armaron la causa, que le plantaron ADN, que lo torturaron, y mucho más. En este caso, a diferencia de las otras cuatro indagatorias, contestó preguntas.
El tema es que todo lo que Mangeri niega de modo sistemático, se refuta con los indicios y pruebas de la causa. Ahora, a las 33 lesiones que presentó su cuerpo, las enmascaró con el argumento de una caída en la escalera. Al principio había hablado de apremios, después de manchas producto de arreglos en el auto, ahora, llegó el turno de la escalera.
Así, con el resultado de la Junta Médica, y con uno y otro fallo judicial avalando lo actuado por el juez, el caso va camino a juicio oral. Para decirlo más claro, la fiscalía, el juez y la Cámara del Crimen entienden que las pruebas contra Mangeri son legítimas y alcanzan para sostenerlo preso.
El juez lo acusó formalmente de homicidio doblemente agravado y dejó en claro su teoría del crimen. Para Ríos, Mangeri quiso abusar de Ángeles y como no pudo, la terminó matando. Es cierto que no hay escena del crimen, es cierto que no se sabe cómo se descartó el cuerpo, es cierto que el caso presenta enigmas sobre la posible participación de otra persona, pero también es cierto que el cuerpo de Ángeles fue una especie de escena del crimen, que habló, y todo lo que dijo ese cuerpo, incrimina a Mangeri. Esto sigue sin modificarse.