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Ana Frank, más vigente que nunca: mueve más de 13 millones de euros por año

La historia de la probable niña más famosa del mundo continúa generando los mismos efectos que desde el inicio de su publicación.

"De todas las personas  que a través de la Historia han hablado sobre la dignidad humana en tiempos de gran sufrimiento y pérdida, ningún lugar es más contundente que el de Ana Frank", fueron las palabras que el por expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy le dedicó a Ana Frank, probablemente la niña más famosa de la historia. Su testimonio se ha vuelto más vigente que nunca. Un hecho que puede comprobarse en números.

 

Aquella niña holandesa que relataba en su diario las aventuras de un alma inocente, repleta de esperanzas sobre el avenir y rebosante de una vitalidad inigualable, hoy sigue contando su historia. Su libro, "El diario de Ana Frank", publicado gracias al esfuerzo sobrehumano de su padre, Otto -único sobreviviente de su familia al Holocausto-, ya vendió más de 30 millones de ejemplares en todo el mundo.


Precisamente, fue su padre quien en 1957 constituyó la Fundación Ana Frank, cuyo propósito era preservar la casa en donde se había refugiado su familia y donde la niña escribió la mayor parte de su diario. En 1960, cuando se abrieron las puertas del museo, montado en la misma vivienda, unas 9.000 personas lo visitaron. En 2014, al centro acudieron 1.227.462 visitantes. Una clara muestra de la vigencia que tiene la historia de la pequeña niña holandesa.


El relato de Ana Frank no sólo genera consciencia sobre el valor de la vida, el respeto en la diversidad y la ponderación de la dignidad humana; también mueve copiosos millones de euros anuales. En 2013, la Fundación manufacturó 13.767.495 de euros.

Según la información brindada por la asociación, el 95 por ciento de los ingresos proviene de los tickets para entrar al museo. Otros activos llegan desde donaciones y acuerdos con asociaciones amigas. Sin embargo, la Fundación Ana Frank es una agrupación sin fines de lucro, por lo que todo el dinero recaudado se destina a la manutención del museo, a la preservación de los elementos que allí se hallan y la difusión de actividades contra el antisemitismo, entre las que se destaca la muestra itinerante, en la que participan artistas de todo el mundo.

En Argentina, el Centro Ana Frank, ubicado en el barrio de Coghlan, sigue la misma línea de la Fundación matriz que se encuentra en Ámsterdam. Allí se ofrecen cursos de capacitación docente y se propone la participación desde la función de "guía", que se caracteriza por la difusión de las ideas que tienden al respeto por la vida humana. Estas actividades se vinculan estrechamente con la solidaridad.

Además, desde la Fundación Ana Frank, se les propone a las escuelas del mundo convertirse en "Escuelas Ana Frank", es decir, centros educativos basados en los mismos principios. En Argentina, la única escuela de este tipo es el Instituto Ana Frank Avellaneda, ubicado en el partido homónimo.

"Quiero que algo de mí perdure después de la muerte", había escrito en su diario la pequeña Ana. Su cometido se cumplió con creces y hoy la humanidad le responde con el compromiso de no caer en los mismos errores que arrebataron la vida de tantos millones de personas.