Alquileres y estafa: los vicios ocultos
A la hora de alquilar un departamento, la intensiva búsqueda puede deparar sorpresas desagradables.
Por Yamila Abraham
yabraham@diarioveloz.com
@Yami_ab
El paso de un monoambiente a un departamento familiar puede resultar una experiencia fortalecedora... o toda una pesadilla.
"El departamento es muy luminoso, amplio, tres ambientes, recién pintado, todo a nuevo", decía la responsable de la inmobiliaria que nos atendió: nos ilusionamos. Fuimos a verlo: Era, efectivamente, amplio. Más amplio de lo que uno podría amoblar. Y sí, estaba recién pintado, se podía oler la pintura fresca. Y ¡qué responsables! Estaban a la vista las herramientas del albañil en el piso, están renovándolo por completo como nos habían anunciado. Y, como si fuera poco, resultaba económico.
¿Cómo no lo alquiló nadie antes que nosotros? Lo reservamos, sin pensarlo. Garantías, informes, trámites, quince días y unos cuantos miles de pesos de por medio, recibimos las llaves.
Entramos al edificio, llavero en mano. Llegamos a nuestro nuevo hogar. Es tan luminoso como lo habíamos notado aquel día que lo descubrimos. Tan, pero tan luminoso, que vemos todavía las herramientas del albañil en el mismo lugar donde estaba esa bendita tarde. No habían renovado nada.
La pintura ya no estaba tan fresca: seca. Sequísima. Aunque en un sector del living seguía húmeda... porque quince días antes cubría una enorme mancha de humedad que caía desde el piso superior.
Había que romper todo para solucionarlo. ¿Esto fue lo que alquilamos? "¡Cancelemos ya!". Y sí, anulamos el contrato, la dueña devolvió su adelanto... y la inmobiliaria se quedó con su parte de la comisión. Como si esta noche durmiéramos ahí. Y tuvimos que empezar de nuevo.
Los vicios ocultos son bastante comunes en este tipo de transacciones. Es simple: tapan la imperfección y esperan a que uno la descubra cuando le toque. Y, si se da cuando la familia entera está instalada, no queda otra opción que hacerse cargo, de una u otra manera. Puede ser desde la rotura de una persiana hasta toda una pared y techo llenos de humedad.
Hay que estar atentos porque a veces maquillan éste tipo de situaciones con palabras. Si no, nosotros le contamos cómo nos fuimos dando cuenta:
Traumados por la experiencia pero apurados porque nos estábamos por quedar en la calle, cada departamento tenía "algo" que nos aterraba. Esta es una pequeña lista de las explicaciones de los guardistas inmobiliarios:
- "La pared está descascarada de cuando instalaron la estufa" (¿Cuántas estufas instalaron entonces? ¿El techo tenía una estufa?)
- "Éstas baldosas que se mueven acá las arreglan ustedes, no pasa nada" (¿La persona que vivía acá se fue porque se quebró al tropezarse con semejante bache?)
- (Mientras subimos en un ascensor que hace un ruido atemorizante) "Nunca tuvieron una queja en la administración, saben ustedes que lo que se hizo hace 30 años es más fuerte que lo que instalan estos días."
- "Tiene un hermoso balcón con vista al pulmón de la manzana, pero es muy agradable para ver el atardecer"... y da miedo cruzar el ventanal hacia esos dos metros cuadrados externos, por lo inestable que parece. Y ni hablemos de las barandas oxidadas.
Pasaron varias semanas y aún vemos el cartel de "alquilado" de la transacción que nos causó un karma hasta ahora irreparable...
A veces uno intenta encontrar un espacio coherente, económico (o no tanto), pero los artículos de los clasificados (que publican con su vocabulario particular y reducido) de cada fin de semana no parecen muy alentadores.
- "2 amb a est gran bc tza en esq m/lum": El balcón-terraza es más grande que todo el departamento. Tenían razón, de día es muy luminoso. Le damos la derecha.
- "2 amb DUEÑO" (y deja su celular): El dueño no se dio cuenta que podíamos probar si salía el agua caliente... ¡Qué macana, el calefón no anda hace un año y no lo quiere cambiar! Con razón ni las inmobiliarias lo aceptan.
- "2 amb a estr": No. Era un monoambiente. "Si quieren, con un durlock lo dividen y queda monísimo".
Ahora encontramos uno. Por supuesto, sin la gestión inmobiliaria de por medio. El tan conocido "dueño alquila", pero de confianza Conocido de un conocido. Y, con los trapitos al sol, dialogando, supimos lidiar con los arreglos que deben hacerse antes que podamos, por fin, mudarnos. A veces la palabra vale mucho más que un contrato (y que miles de pesos en comisión, perdidos).
No es nada nuevo decir "piénsenlo dos veces" si está buscando, con diferentes gestores, un departamento para alquilar. No todas las empresas actúan del mismo modo, eso está claro. Pero no está de más mandarle un afectuoso saludo y un gran 2014 a los amigos de la inmobiliaria que nos hicieron aprender el concepto de "vicio oculto" de la peor manera.