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Algunas reflexiones sobre nuestra expectativa de vida

*Por Emilio J. Cárdenas. Más allá de los discursos triunfalistas y de la retórica a la que lamentablemente nos tienen acostumbrados los políticos, algunas cosas se miden en cifras, lo que no admite discusiones estériles, exageraciones ni disimulos. Esto es, veremos, lo que sucede con nuestra expectativa de vida al nacer.

El promedio de vida mundial es de unos 68 años. Hay algunos países cuyas poblaciones están por encima del mismo, como los japoneses, que cuentan con un promedio de 83 años, y otros que están en cambio muy por debajo, como los afganos, con una media baja, de apenas 50 años.

Los argentinos tenemos, según informa la Organización Mundial de la Salud, un promedio de vida de 75 años. En la región, más allá de lo que quizás suponemos, no estamos a la cabeza de las cosas.

Chile tiene un promedio de vida de 79 años, el mejor de la región. Colombia, Perú y Uruguay también nos superan, con 76 años de promedio. Estamos empatados con Ecuador y Venezuela y algo adelante del Brasil, cuyo promedio de vida es de 73 años. En términos regionales relativos, más o menos, entonces.

Comparados con el resto del mundo, peor. Los norteamericanos, costarricenses y portugueses, como los chilenos, nos superan por un año, con un promedio todos ellos de 76 años. Pero los japoneses (con 83 años), los australianos (con 82 años), los canadienses, los franceses y los noruegos (con 81 años de promedio), los ingleses y los alemanes (con 79 años de promedio de vida) están todos bastante mejor que nosotros, siempre en términos relativos, obviamente.

La alimentación y los niveles de ingresos, así como los sistemas nacionales de salud y las tasas de fecundidad, son los principales, pero no los únicos, responsables de esta situación.

Cuando los países, como Chile, reducen sistemáticamente la pobreza, las cosas mejoran en este plano. Cuando no lo hacen, como ocurre con la Argentina, las cifras de expectativa de vida reflejan un estancamiento, con tendencia al deterioro. Las mujeres, recordemos, suelen vivir más que los hombres, en casi todos los ambientes.

(*) Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
Emilio J. Cárdenas (*)