Alfredo Casero: conflictos con su padre, la política argentina y los militares
El cómico se refirió a la política nacional del pasado y del presente e hizo algunas reflexiones sobre la sociedad argentina actual.
Alfredo Casero se volvió un hombre controvertido por sus polémicas definiciones sobre la actualidad argentina. En diálogo con Chiche Gelblung, el cómico dio su opinión y reveló qué lo vincula a la política nacional.
"Yo no me llevo bien con ningún gobierno, no me gustan los políticos, tienen que callarse la boca. Tienen que funcionar bien. Ya tuvimos políticos bocones, enfermos mentales. Hace 54 años que vengo fumándome políticos mentirosos, gente que viene a mentirles a los más jóvenes. Tengo mucha memoria. Estamos en la época de funcionarios. Tienen que funcionar bien, nada más. Si no, le pego una patada en el culo", estimó en charla con Hola Chiche (AM 950).
El actor confesó que su padre, con quien no tenía buena relación, ocupó un cargo durante el gobierno de Arturo Illia.
"Casero fue subsecretario de Obras Públicas en el gobierno de Illia. En el `66 lo sacaron a Illia, yo tenía 4 años. En el `68 nos mudamos a Avellaneda", indicó, y luego continuó con el relato de su vida: "En el `68 los militares venían una vez por mes, con un jeep carroceado, a dar vuelta mi casa, veían a ver qué había en mi casa, sabían que mi mamá estaba sola, mi abuela los corría porque sacaban las cosas de la heladera. Mi vieja se tenía que bancar todo un manoseo que era bastante fulero, se la querían levantar. Casero se fue a la mierda, después nos dejó solos", relató.
En la misma línea, Casero se refirió a una infancia problemática debido a su mala relación con el padre. "Yo no tenía cama en mi casa, Casero me sacaba de culo en la casa. Después estuve pupilo con los maristas, tres años. Tuve buenos recuerdos ahí porque estaba lejos de mi padre", señaló.
Volviendo a su análisis de la actualidad, el cómico sostuvo que en los últimos años "solo he logrado enfermarme de mucha desidia".
"Rajo mucho porque lo único que he logrado este último tiempo fue enfermarme mucho de mentira, de desidia. Como decía Borges, la gente está contenta cuando gana el ladrón. Toda la vida elevaron a los chorros y a la gente mala en este país", aseguró.
Por último, se refirió a la cultura de trabajo, que cree que ha disminuido en el país.
"A mí me fue mal y nunca se me ocurrió golpearle la puerta a alguien que me debe, me parece indigno. Todo el mundo tiene que estudiar, es gratis; si no lo hacés, te jodés. Nosotros éramos muy pobres, mis hijos se criaron con té y pan, fabricaba mermelada casera con las sobras de la verdulería, se puede vivir con muy poco", cerró.