Alfonsín, Binner y el pancristinismo

La cuestión es simple: Binner ha dicho, con el respaldo de su partido, que la coalición de Alfonsín con De Narváez es un sapo difícil de tragar . Si no se formalizara esa coincidencia en la provincia, el socialismo está dispuesto a aportar el nombre del gobernador santafesino en la boleta con Alfonsín.

Pero el socialismo santafesino, como el de otras provincias, tiene acuerdos locales con el radicalismo, acuerdos que en el caso de Santa Fe le han permitido ganar la provincia. La pregunta es si el socialismo, tras renegar de la compañía de Alfonsín, está en condiciones de soportar la embestida del peronismo de Santa Fe, envalentonado en su empresa de recuperar la gobernación.

El PJ ha conseguido que hasta el propio Carlos Reutemann haga un gesto hacia sus compañeros de partido. El senador parece estar dispuesto a aportar su cuota para intentar la victoria. De paso, en otro giro de una política indescifrable, sus voceros deslizaron que Reutemann se alistaría a ser el candidato de la unidad peronista si, acaso, Cristina Kirchner, prefiere la quietud de El Calafate a las tormentas diarias de otro período presidencial. Pero ese trascendido solo revelaría una vana esperanza .

Hay otro elemento para la cuestión radical-socialista. Es el escasísimo peso del socialismo en el distrito más importante del país. Los dirigentes más representativos se fueron al kirchnerismo. Los radicales aducen, entonces, que la excusa de Binner para impugnar a De Narváez se basa en un sector provincial de casi nula influencia.

Binner se aferra a principios para defenderse dejando así a Alfonsín como un hombre que los ha enterrado para llegar al poder pero no explican cómo llegar al poder. Y recuerdan el "tren fantasma" que se ampara en lo que ahora Roberto Dromi, ex ministro de Menem, acaba de bautizar "pancristinismo" , en el que se incluyó como amigo de De Vido, al que calificó de ídolo en un reportaje.