Alerta contra el creciente autoritarismo
La declaración de los candidatos presidenciales de partidos de la oposición, en defensa del periodismo y de la Justicia independiente, es oportuna porque denuncia los designios autoritarios de los constructores del pensamiento único.
Los candidatos a la Presidencia de la República por los principales partidos de la oposición difundieron el viernes último un documento en defensa de la democracia y contra el "uso indiscriminado del poder" que ejerce el Poder Ejecutivo Nacional.
La más reciente acción de intolerancia alentada o al menos consentida por el oficialismo y sus aliados sindicales fue el bloqueo de las plantas editoras de dos de los más importantes diarios independientes del país.
Hasta ahora, los referentes políticos opositores, aislados por la desarticulación de un frente común, se resignaban a declaraciones personales, que tenían cierto valor testimonial pero carecían de la fuerza que emana de la cohesión. En fin de cuentas, no es fácil todavía estructurar un frente democrático para resistir los embates contra el pluralismo que perpetra el kirchnerismo en su proyecto de construir un pensamiento único.
Ya era tiempo de que aceptaran una verdad evidente por sí misma: nada, ni el fundamento supremo del sistema institucional argentino, que es la Constitución Nacional, frena las pulsiones hegemónicas del oficialismo. De hecho, ha transformado nuestra Ley Fundamental en un volumen protocolar que se utiliza en las ceremonias de juramentos de nuevos funcionarios.
El mismo viernes se tuvo la enésima prueba de ello cuando, pasando por alto los preceptos constitucionales, encomendó a un organismo de cuarto o quinto orden en el selvático organigrama nacional la misión de dar estado legal a la leve modificación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias.
El Gobierno puede permitirse cuantas transgresiones faciliten sus designios, porque su fuerza reside, en gran medida, en la debilidad de la oposición, cuya fragilidad es tan acentuada que los operadores oficialistas realizan excursiones de cacería "borocotizante" en sus filas cuando convenga a sus fines.
La defensa del periodismo independiente, así como de una Justicia libre de presiones, y el reclamo de respeto institucional en general son inescindibles del sistema democrático. La vanguardia de su defensa es responsabilidad de los partidos y dirigentes que profesen su ideario y deben transformarlo en acción cuantas veces sea necesario. Y lo será cada vez más, porque el oficialismo retroalimenta su sectarismo hegemónico con cada claudicación o debilidad de la oposición. Ha debido la Corte Suprema de Justicia intervenir en diversas oportunidades para cubrir el vacío o la inercia de los partidos democráticos.
La opinión pública tiene también una misión que cumplir, porque la destrucción del pluralismo es, en definitiva, la negación de su derecho constitucional de acceder a los medios de información que le garanticen certeza e independencia. Es, esencialmente, un derecho humano fundamental, porque en su vigencia o en su bloqueo está en juego su dignidad. Y la pérdida de la independencia judicial y del equilibrio de poderes es el primer paso para acabar con todas las libertades.
No quiera verse en el documento de la oposición el germen de un eventual frente político electoral. Una errónea interpretación de esta esperada declaración sólo serviría para percudir aún más la realidad institucional y fortalecer el creciente autoritarismo.