Alcalde de San Francisco veta ley contra "Cajita feliz"
El alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, vetó por entrometida la ley aprobada por concejales de la ciudad que prohíbe regalar juguetes en los menús infantiles de más de 600 calorías al considerar que estimulan la obesidad.
A pesar del veto de Newsom anunciado el viernes en la noche, la ley todavía no muere, puesto que la junta de concejales de la ciudad de San Francisco (norte de California) aprobó esta legislación en una votación de 8-3 el martes pasado, el mínimo necesario para anular un veto.
"Los padres, no los políticos, deben decir lo que dan de comer a sus niños, especialmente cuando se trata de gastar su propio dinero", dijo Newson al anunciar su veto. Para Newson la iniciativa es loable pero imprudente. "Hay veces cuando una ciudad puede ir muy lejos. A veces incluso nos pasamos de la raya", opinó el Alcalde.
Se trata una "intromisión gubernamental imprudente y sin precedentes en las responsabilidades parentales y las opciones privadas", dijo. Newsom anunció el veto en una conferencia de prensa detacando los esfuerzos de la ciudad para combatir la obesidad infantil y otros problemas de salud a través de un programa público-privado llamado "Shape Up SF" (Ponte en Forma San Franciso).
El programa anima a los niños a caminar o ir en bicicleta a la escuela, beber agua y comer alimentos más saludables. Ni la oficina del alcalde ni la junta de concejales respondieron a los llamados de la AFP, pero según medios de San Francisco los auspiciadores de la prohibición se pronunciarán en favor de la anulación del veto del Alcalde.
La ordenanza aprobada por los concejales contempla prohibir desde diciembre de 2011 los regalos de juguetes en productos como "Cajita Feliz" con más de 600 calorías, apunta que los regalos podrán incluirse si el menú contiene menos de 640 miligramos de sodio y si menos del 35% de las calorías proviene de grasa (menos de 10% de grasas saturadas), a excepción de aquella contenida en nueces, semillas, huevos o quesos magros. Además, la ordenanza invita a incorporar frutas y verduras en la oferta.
La obesidad cuesta cada año a la economía estadounidense al menos 215.000 millones de dólares, por costos directos como los gastos médicos, o indirectos como la pérdida de productividad.
En el caso de los niños obesos el sobrecosto se eleva a 14.300 millones de dólares, según un estudio del Brookings Institution en Washington.
"Los padres, no los políticos, deben decir lo que dan de comer a sus niños, especialmente cuando se trata de gastar su propio dinero", dijo Newson al anunciar su veto. Para Newson la iniciativa es loable pero imprudente. "Hay veces cuando una ciudad puede ir muy lejos. A veces incluso nos pasamos de la raya", opinó el Alcalde.
Se trata una "intromisión gubernamental imprudente y sin precedentes en las responsabilidades parentales y las opciones privadas", dijo. Newsom anunció el veto en una conferencia de prensa detacando los esfuerzos de la ciudad para combatir la obesidad infantil y otros problemas de salud a través de un programa público-privado llamado "Shape Up SF" (Ponte en Forma San Franciso).
El programa anima a los niños a caminar o ir en bicicleta a la escuela, beber agua y comer alimentos más saludables. Ni la oficina del alcalde ni la junta de concejales respondieron a los llamados de la AFP, pero según medios de San Francisco los auspiciadores de la prohibición se pronunciarán en favor de la anulación del veto del Alcalde.
La ordenanza aprobada por los concejales contempla prohibir desde diciembre de 2011 los regalos de juguetes en productos como "Cajita Feliz" con más de 600 calorías, apunta que los regalos podrán incluirse si el menú contiene menos de 640 miligramos de sodio y si menos del 35% de las calorías proviene de grasa (menos de 10% de grasas saturadas), a excepción de aquella contenida en nueces, semillas, huevos o quesos magros. Además, la ordenanza invita a incorporar frutas y verduras en la oferta.
La obesidad cuesta cada año a la economía estadounidense al menos 215.000 millones de dólares, por costos directos como los gastos médicos, o indirectos como la pérdida de productividad.
En el caso de los niños obesos el sobrecosto se eleva a 14.300 millones de dólares, según un estudio del Brookings Institution en Washington.