Alberto II de Mónaco entierra por fin su larga soltería
Tras una larga soltería, salpicada por amoríos y escándalos, el príncipe Alberto II de Mónaco, de 53 años, se decidió por fin a decir "sí quiero" y se casa este sábado en ceremonia religiosa con la sudafricana Charlene Wittstock, con quien contrajo matrimonio civil el viernes.
Miembro de la familia Grimaldi, cuya vida es seguida con lupa por la prensa rosa, Alberto II es el segundo hijo del príncipe Rainiero III y de la estrella de Hollywood Grace Kelly, convertida en princesa tras su boda en 1956, y que murió en un trágico accidente el 14 de septiembre de 1982.
Destacado deportista, Alberto (que tomó las riendas del Principado en abril de 2005, tras la muerte de su padre), se ha mostrado siempre como un hombre de apariencia sencilla, moderno, tranquilo, a la escucha de los otros, más accesible y menos "autócrata" que su padre.
Hasta el anuncio de su compromiso, en abril, era considerado como un "soltero empedernido", pero al parecer la ex campeona de natación sudafricana, veinte años menor que él, cambió su destino.
"Me he encontrado bien en esta soltería prolongada que me ha dado una cierta libertad, pero tranquilícese, me casaré" un día, aseguró a un periodista a fines de 2005.
Aunque más reservado y tímido que sus hermanas Carolina y Estefanía, cuyas historias amorosas y dramas deleitaron a la prensa, Alberto también tuvo una vida privada agitada, con decenas de amoríos con actrices y modelos.
Sobre él han corrido todo tipo de rumores, entre ellos de homosexualidad, y le atribuyen varias relaciones clandestinas.
De hecho, el Príncipe tiene dos hijos fuera de matrimonio, una niña y un varón, a quienes reconoció oficialmente tras su llegada al trono, pero que, según la Constitución, no podrán sucederlo.
Jazmín Grace, de 19 años, fue el fruto de una relación con Tamara Rotolo, una ex camarera estadounidense en vacaciones en la Costa Azul, con su marido, y Alexandre, seis años, fue el resultado de una relación con Nicole Coste, ex azafata francesa nacida en Togo.
Contrariamente a su padre y a su abuelo Luis II, Alberto II, nacido el 14 de marzo de 1958, es un verdadero "hijo del país", que cumplió toda su escolarización en el Principado.
En cambio, cursó su carrera universitaria en Estados Unidos, donde obtuvo un diploma de Ciencias Políticas en el Amherst College, en Massachusetts.
El príncipe Alberto se jacta de haber recibido una "educación liberal a la americana", pero su apego a Francia sigue siendo profundo.
En Francia cumplió su servicio militar en la Marina en el buque escuela "Jeanne dArc".
Hombre culto, que toda su vida luchó contra dificultades de elocución, Alberto II adora hablar en monegasco, una lengua de influencia italiana y española, y es perfectamente bilingüe en francés e inglés.
Su afición a los deportes lo llevó a integrar el equipo monegasco de bobsleigh en cinco Juegos Olímpicos de Invierno y a participar en la carrera París-Dakar. Además es cinturón negro de yudo y se ha distinguido en atletismo, baloncesto, tenis, squash y esquí.
Como si estuviera escrito que se comprometería con una campeona de natación, dicen ahora los monegascos.
Pero Alberto II es también un político y diplomático que quiere desarrollar el pequeño pero riquísimo Estado que dirige desde 2005 y romper con la imagen de un país visto como un "paraíso fiscal", donde viven sólo banqueros.
Su otro combate es el medio ambiente. "Hay que salvar al Mediterráneo que está seriamente amenazado", advirtió cuando cumplió 50 años.
Al dar por fin el sí, tras una relación de una década con Charlene, Alberto sabe que está consolidando el futuro del Principado, el segundo Estado más pequeño del mundo, que su familia gobierna desde hace más de siete siglos, y que pide a gritos un heredero.