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Agrotóxicos en la mira: un fallo juficial pone un límite de 3.000 metros para las pulverizaciones en Pergamino

La causa fue impulsada para evitar mayores riesgos en los habitantes de la zona.

Hace mucho tiempo se sabe de los efectos de los agroquímicos en la salud de las personas: mal formaciones, cáncer y, muchas veces la muerte. Sin embargo, a pesar de las pruebas, siguen funcionando en las zonas rurales como si nada.

 Este martes, el juez federal de San Nicolás, dispuso que las pulverizaciones en el área de Pergamino presente una distancia de 3.000 metros entre el límite del terreno de cultivo y la planta urbana y, que esta diferencia tiene que ser de 1.095 metros en el caso de aplicaciones terrestres. Es el primer partido bonaerense en el que se fija una distancia de esta magnitud.

En la resolución, el juez precisó que en la zona “resguardada” no se pueden usar plaguicidas, herbicidas, insecticidas ni fungicidas. Villafuerte Ruzo también requirió al intendente de Pergamino, Javier Martínez (Cambiemos) que informe la cantidad de habitantes y establecimientos rurales educativos asentados en el partido "a los efectos de fijar los parámetros de distancia que resulten más adecuados" para las pulverizaciones.

En diálogo con Clarín Rural, el entomólogo Mariano Luna, especialista en aplicación de fitosanitarios del INTA Pergamino, reconoció que está preocupado porque estos fallos (también hay uno en la provincia de Entre Ríos) no le dan importancia a las cuestiones técnicas que son decisivas en una pulverización.

“En Europa y Estados Unidos se permite pulverizar muy cerca de las viviendas porque se siguen criterios técnicos muy estrictos para garantizar la seguridad de la aplicación y que no haya deriva”, aseguró.

Se refiere a utilizar boquillas seguras (para que el tamaño de las gotas sea grande), regular la altura del botalón -entre otros ajustes importantes en la pulverizadora- y siempre considerar la dirección y la fuerza del viento para evitar riesgos en una pulverización. “En la Argentina estamos capacitados para hacer aplicaciones seguras”, insistió.

Una diferencia importante que marca, es que en Alemania el que hace una pulverización mal “no aplica más en su vida”; en cambio, en la Argentina todavía faltan estructuras de control.

Antecedentes

La causa judicial fue impulsada por dos querellantes, Florencia Morales y Sabrina del Valle Ortíz, quienes solicitaron que se ampliara una medida precautoria ordenada por el juez a fin de evitar riesgos para los habitantes de la ciudad de Pergamino.

El juez también consideró las investigaciones de Delia Aiassa, doctora en Ciencias Biológicas, para establecer la distancia de 1.095 metros para las pulverizaciones terrestres.  Durante la causa, las querellantes denunciaron que cuatro vecinos del barrio Villa Alicia padecen “daño genético” por la exposición a “sustancias agrotóxicas".

En su dictamen, el juez expresó que “la falta de certeza científica respecto a la inocuidad de los productos vertidos para la población de Pergamino, justifica la ampliación de la medida ya dispuesta y en las distancias pretendidas".

En el fallo, informó la agencia Télam, se asegura que se detectó "glifosato en sangre y orina de personas, con un incremento en los marcadores sanguíneos de daño cromosómico y un amplio cúmulo de moléculas de plaguicidas en aguas y suelo".

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