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Agradezco al motochorro

Un amable delincuente me apuntó con un arma hace unos días y en apenas tres segundos me amenazó de muerte, me sacó el celular y se fugó impunemente por la calle. En esta pequeña crónica quiero agradecerle. ¿Por qué? Te lo sintetizo en sólo 7 puntos.

* Por Lorena Lalín

llalin@diarioveloz.com

Twitter: @lorelalin

1. No me voló la cabeza como amenazó
2. No le disparó a mi amiga porque no tenía qué robarle
3. No mató a mi hijo ni a mi sobrino que sólo jugaban delante de él (y por suerte nunca se enteraron de lo pasaba por lo rápido que fue el robo)
4. Sólo me robó el celular
5. No nos violó
6. No nos secuestró
7. No nos golpeó

Continuamente nos exponemos a todos estos males. No sólo a que nos roben, sino a todas sus consecuencias: secuestro, asesinato, violación, golpes.

El problema ya no es que te roben, sino lo que pueden hacerte porque creen que tenés más o porque simplemente no tenés demasiado en los bolsillos.

Durante tres segundos de mi vida visualicé un arma arma apuntándome a los ojos y a mi hijo y mi sobrino caminando y jugando adelante con la inocencia de la niñez, ignorando lo que sucedía. Tan poco duró que nunca se enteraron que frenó una moto, se bajó un tipo, nos apuntó con un arma, nos amenazó y se escapó. En esos tres segundos no pude pensar en nada, pero duró como si –pensándolo hoy a la distancia- hubiera sido una película entera con principio, desarrollo y desenlace.

Miedo, impotencia, bronca, angustia... todos sentimientos unificados.

¿Por qué quiero agradecerle entonces? Porque simplemente hoy puedo contarles qué me pasó.

Después, el reclamo de siempre: que los políticos se dediquen de una vez por todas a armar un país en serio.