¿Adiós baratijas chinas?
* Por Kelvin Chan. Cuando millones de trabajadores no se presentaron a sus puestos en fábricas del sur de China después de los feriados del Año Nuevo Lunar, comenzó una nueva era para las empresas que fabrican productos baratos de exportación, con márgenes de ganancias cada vez más estrechos.
Las compañías ya lidiaban con un alza en los precios de los materiales, agitación laboral e ingresos menores por las exportaciones como consecuencia de una moneda china más fuerte. A pesar de los aumentos salariales, se agrava la escasez de mano de obra pues los trabajadores rechazan los empleos que requieren pocas aptitudes y que ayudaron a hacer de China un paraíso para la producción de mercancías a bajo costo.
TRABAJOS EN EXTINCION
En una de esas fábricas de un suburbio de Cantón, ciudad industrial del sur de china, una trabajadora emplea una máquina de coser para terminar el relleno de un aparato ortopédico para el pie. Cerca de ella, varios compañeros recortan las hilachas de almohadillas desechables usadas en las mesas de operación.
En otro sector del mismo piso, una joven pega cuadrados de velcro a una faja elástica con la que se sostiene una bolsa de hielo en una pierna lesionada. Completa varias en un minuto usando una compresora.
Este año, todos esos trabajos desaparecerán ya que Charles Hubbs, propietario estadounidense de la fábrica Fortunique, decidió trasladar buena parte de su operación a otros países del sudeste asiático.
"No sé de ninguna fábrica de China que pueda absorber los aumentos de precios, las quejas de los trabajadores y el renminbi (la divisa china, también conocida como yuan, cada día más robusta)", expresó Hubbs.
El estadounidense es uno de una legión de empresarios, grandes y pequeños, que, en su afán por abaratar costos, están trasladando sus operaciones de regiones costeras al interior o a otros países, en un claro indicio de que los días del sur de China como paraíso para la fabricación de productos a bajo costo están contados.
Andy Lin, gerente de ventas al exterior de una pequeña empresa textil de Cantón, dijo que el propietario abrió otra fábrica en la provincia de Jiangxi, al norte, para hacer frente a la subida de los costos y a la escasez de mano de obra. Los empleados -que trabajan 14 horas, con un descanso de 90 minutos- fabrican camisas a ser enviadas a Japón, Israel, Corea del Sur y México.
Foxconn Technology Group -el fabricante de artículos electrónicos más grande del mundo, con clientes como Apple, Sony y Hewlett-Packard- planea reducir gradualmente su fuerza laboral de 400.000 empleados en la ciudad de Shenzhen, al sur de China, eliminando una cuarta parte de las plazas, y trasladar el grueso de su producción al interior. En Shenzhen, que se encuentra junto a Hong Kong, se mantendrá únicamente la operación de investigación y desarrollo y se contratará más ingenieros y diseñadores.
COYUNTURA HISTORICA
Observadores del banco de inversiones Credit Suisse dicen que la economía china está viviendo "una coyuntura histórica", de alcance mundial, ya que en el futuro no podrá seguir conteniendo la inflación a nivel global mediante su oferta de productos baratos.
Los efectos del aumento de los costos en China ya se están sintiendo en todo el mundo. Las tiendas de ropa de los Estados Unidos, por ejemplo, subieron sus precios un 10% en parte como resultado de los altos costos en China.
"Tomará una década para China dejar de ser competitiva, pero ya empezó ese proceso", dice un informe de Credit Suisse, que pronostica que los salarios de unos 150 millones de trabajadores migrantes subirán entre un 20% y un 30% en los próximos tres a cinco años.
Ello obedece a que China se está quedando sin mano de obra barata porque el crecimiento económico "genera empleos a un ritmo más fuerte que el del crecimiento de la población" en un país donde se permitía un hijo por familia, según dice Stephen Green, economista de Standard Chartered, en un informe titulado "Se buscan 25 millones de trabajadores".
El fenomenal crecimiento económico, por otra parte, mejoró los ingresos y generó mayores oportunidades en las provincias pobres del interior, cuyos habitantes ya no emigran tanto a las ciudades costeras.
Entre un 30% y un 40% de los trabajadores migrantes no regresaron a las fábricas de la región industrial de la provincia de Guangdong después de las festividades del Año Nuevo Lunar en febrero, indicó Stanley Lau, vicepresidente de la Federación de Industrias de Hong Kong. Normalmente entre un 10% y un 15% no vuelven.
Y esto se dio a pesar de que las autoridades de Guandong aumentaron el salario mínimo un 20% a partir de marzo.
Muchas empresas habían subido los sueldos por cuenta propia para evitar perder empleados.
Hubbs tiene 500 empleados que ganan entre 1.800 y 2.000 yuanes (275-306 dólares), mucho más que el salario mínimo de la región, que es de 1.300 yanes. Pero de todos modos no puede llenar 100 plazas y le toma 90 días completar una orden, el doble de lo normal. Quiere trasladar una tercera parte de sus operaciones a una fábrica en Camboya, Laos o incluso Mianmar.
MUDANZAS
Otras empresas, como Dahon, la fabricante de bicicletas plegables más grande del mundo, creen que un traslado de sus operaciones al interior les permitirá recuperar las ventajas que tenían antes en el sur de China.
"Es un paso lógico", comentó el director ejecutivo de Dahon David Hon. "Puede tomar un año, tal vez dos, pero parece que trasladaremos el grueso de nuestra producción a otro sitio".
La firma está buscando algún lugar en el centro de China y también ha estado ensayando en una planta en Tianjin, cerca de Pekín.
Las operaciones de investigación y desarrollo se mantendrán en Zhenzhen, donde se fabrican los armazones, a ser ensamblados en fábricas de Taiwán, Macau y la República Checa.
(*) Columnista de Associated Press