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Acerca de los comicios, las crisis comiciales y el cerebro

Por Carmelo Napoli. Votar puede referirse a echar juramentos o execrar para demostrar un sentimiento de ira.

Votar es el acto por medio del cual una persona expresa su opinión o preferencia, de manera pública o secreta, en torno a un asunto o propuesta, en una reunión, un cuerpo deliberante o unas elecciones.

En los sistemas democráticos, votar es un derecho fundamental. A través del voto, los ciudadanos tienen la posibilidad de expresar su voluntad designando las autoridades políticas que mejor representen sus ideas, intereses o valores.

Pero votar no solo es un derecho, sino también una gran responsabilidad, pues al hacerlo estamos manifestando nuestra simpatía, descontento o reprobación ante una propuesta y participando de manera activa en las decisiones que marcan el rumbo de nuestro país o comunidad. Además, al votar colaboramos con el sostenimiento y la legitimidad del sistema democrático.

Se vota en diversas situaciones. En una junta, en una asamblea, en unas elecciones, para la aprobación de una ley. Incluso, en grupos de personas puede aplicarse la dinámica de la votación para la toma de decisiones.

En religión, por su parte, votar puede referirse a hacer un ruego o súplica a Dios o a los santos; hacer una ofrenda por un beneficio recibido, o hacer una promesa bien sea por devoción, bien sea en petición de una gracia determinada.

Asimismo, votar puede referirse a echar juramentos o execrar para demostrar un sentimiento de ira.

En ocasiones, votar puede confundirse (incluso humorísticamente) con el verbo botar, que significa arrojar algo o desecharlo.

La palabra, como tal, proviene del latín votāre, que significa 'hacer votos, ofrendas religiosas o promesas'. Este verbo, a su vez, deriva de votum, que originalmente designaba una ofrenda religiosa o promesa hecha a los dioses. Posteriormente asumió su connotación política.

Hay diferentes formas de votar de acuerdo a la intención con que lo hagamos. Si votamos directamente por una opción que nos guste, con la que nos identifiquemos o estemos de acuerdo, estaremos haciendo un voto positivo.

En cambio, si votamos en blanco, sin pronunciarnos  por una opción o alternativa, sino únicamente para no dejar de participar, estaremos emitiendo un voto nulo.

Otra forma de expresar nuestra opinión en relación con la potestad de votar es no votando, es decir, absteniéndonos, lo cual no es sino una forma pasiva y nada idónea de manifestar los ciudadanos su descontento en relación con el sufragio o el proceso electoral en general.

Actualmente la neuropolítica está cada vez más de moda, por eso se estudian cosas tan concretas como la incidencia de dos elecciones o votaciones tan seguidas en el cerebro de los votantes.-

Los neuropsicólogos, aseguran que existen 5 consecuencias claras que inciden en nuestro cerebro por las PASO y por las elecciones  generales del próximo domingo.

  1. Si algo está claro, es que hay “cansancio electoral”. A este aburrimiento se le conoce como “habituación”. “El cerebro percibe estímulos parecidos con el mismo formato, por ejemplo, el de un debate electoral en televisión; por eso nos va a atraer cualquier otra cosa diferente”.
  2. Los estudios demuestran que “cuando hay elecciones tan seguidas el nivel de abstención aumenta” ya que tenemos menos interés, vemos menos debates y leemos menos noticias relacionadas con el tema. Despierta menos interés tanto a nivel emocional como racional.
  3. Los votantes se sienten más atraídos por los mensajes novedosos.
  4. El voto se convierte en más racional y menos emocional. “El que vota, lo hace más con la cabeza que con el corazón”.-
  5. Los ciudadanos entienden más cercanos los mensajes de las elecciones regionales que los de las generales. “Cuando se repiten comicios también se polariza más el voto" por lo que podría ser que hubiera más votos hacia el frente con Todos y Juntos por el Cambio.-

Ahora bien, la Argentina viene padeciendo crisis recurrentes en todos los niveles, por eso la posibilidad de poder votar genera muchas expectativas y a su vez incertidumbre, no solo por la posibilidad de que el que gane no cumpla con las promesas electorales, sino también por la situación del mundo lindante y el lejano, que tienen tanta incidencia como los errores propios de nuestra incapacidad para gobernar en las épocas de crisis como la que ahora nos abarca.-

Quizás,  deberíamos aprender de la historia como en la Roma antigua cuando los ciudadanos temían y respetaban a la epilepsia, de tal manera que si uno de los presentes desarrollaba un ataque durante los comicios (asambleas)  del Senado, las reuniones o eventos debían ser suspendidos ya que ello era de muy mal augurio, de ahí el nombre: “crisis comiciales” como todavía se la denomina. 

Pese a todos los logros obtenidos todavía algunos aspectos de le epilepsia deben ser develados, lo que nos obliga a seguir desentrañando los misterios que la rodean, como en los comicios que a pesar de votar con el cerebro, nos seguimos equivocando, como si nunca hubiéramos transitado el camino que nos lleve a la solución de las crisis intercurrentes.-

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