Abuelos 2011: sexies, activos y conectados con sus nietos
*Por Victoria De Masi. El cambio de modelo trae conflictos familiares. Tienen entre 55 y 75 años, y una vida propia que no resignan. Quieren disfrutar de sus nietos sin la obligación de cuidarlos. Pero sus hijos pretenden que estén disponibles como lo hicieron sus abuelos.
Se acabó el modelo del abuelito de cuento. Hay que aceptarlo: los "abuelos modernos" ya no están dispuestos a vivir una segunda maternidad ni a ser padres sustitutos. Ahora quieren divertirse y, en esa plenitud, disfrutar a sus nietos sin tener que criarlos. Ellas no reniegan de su edad, pero son sexies, activas y tienen proyectos propios. Ellos están atentos a la moda y hasta se animan a algún tratamiento de belleza. Y cuando llega el momento de jubilarse, entran en shock. El viagra se convirtió en aliado: también son sexualmente activos.
Este gran cambio de paradigma genera conflictos entre abuelos y padres: el desafío ahora es replantear qué roles ocupa cada uno.
Con el boom de la longevidad, se agregó una generación a la tabla : los abuelos de antes ya casi no existen y pasaron a ser los bisabuelos. Los abuelos de hoy tienen entre 55 y 75 años y les quedan por delante por lo menos otros 15 años de vida, lo que antes no sucedía. Esto, según los especialistas, explica en parte esta nueva tendencia.
"Las abuelas versión 2011 no pretenden aparentar menos años ni se someten a cirugías de rejuvenecimiento. Pero se ocupan de estar bonitas, activas y elegantes. Prefieren que las llamen por su nombre o sobrenombre. Fijate que la hija de un conocida mía, cuando va a ver a su abuela, dice ‘voy a lo de Grace’. Los chicos ya lo naturalizaron", apunta Elsa Toppelberg, psicóloga especializada en tercera edad.
El modelo del abuelo que llegaba a la plaza del barrio con su nieto para explicarle el ir y venir de las bochas, también caducó. Toppelberg se atreve a dibujar el perfil del hombre actual que atraviesa el abuelazgo: "Ellos se preocupan por tener un look jovial y entran en crisis en el momento de iniciar el trámite de la jubilación".
Más allá de la cuestión de género, lo que iguala a estos abuelos es que ya no desean construir una relación parecida a la que tuvieron con sus hijos a la hora de la crianza. Buscan complicidad con sus nietos y no imponerles límites. Los disfrutan jugando y compartiendo códigos con ellos. De hecho, un 70% de los adultos mayores argentinos utiliza Internet y se comunica con sus nietos a través de las redes sociales como Facebook, el MSN y el mail.
Además, los abuelos modernos no relegaron su intimidad. En principio, por el uso del viagra. "El citrato de sildenafil marcó un antes y un después en las disfunciones eréctiles en los adultos mayores", indica Marta Rajtman, médica especialista en sexología clínica y vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH). Y también están aquellos que van más allá de la genitalidad. "Las caricias, las miradas, los encuentros íntimos, el pasar tiempo con el otro, tomarse de la mano, los mimos, también son actividades sexuales", indica María Elena Villa Abrille, sexóloga clínica.
Este nuevo perfil de abuelos genera fuertes conflictos en la relación con sus hijos , que estaban acostumbrados a sus propios abuelos como sostén familiar. Ahora se encuentran con que sus padres tienen una vida mucho más activa y no quieren recibir como una obligación el cuidado de los nietos. Cuando los hijos pretenden una disponibilidad eterna se encuentran con que sus padres organizaron una escapada para el fin de semana y no estarán en casa para cuidar a los nietos.
"Los abuelos de hoy son independientes y tienen sus propios proyectos, y esto genera una gran sorpresa social. Al hijo, porque no cuenta con su padre o madre para que lo cuide. Y al abuelo, porque se siente incomprendido. Cuando esto sucede hay que sentarse a hablar y establecer pautas", avisa Ricardo Iacub, psicólogo y director de la cátedra de Tercera Edad y Vejez de la UBA.
"El cambio de modelo es muchas veces positivo, porque cuando el abuelo o la abuela está disponible, disfruta a sus nietos mucho más. La alegría y el placer son más intensos cuando no hay obligación", indica Laura Orsi, médica psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina.