Abajo las dietas
No cambio la cerveza ni el helado por una panza chata de mujer malhumorada. Sí, el cuerpo flaco es lindo pero más lindo es pasarla bien con tu cuerpo.
Por Sofia Tarruella
@Sofisuu
starruella@diarioveloz.com
Llegan los primeros días en los que el clima te pide pantalones cortos, musculosas e ir pensando en los trajes de baño, y la gente se obsesiona.
Empiezan a pensar en ese cuerpo esbelto y moldeado idílico que dista mucho de las medidas concretamente posibles porque el cuerpo esbelto y moldeado idílico, no es real.
Revistas, programas de televisión, páginas Web se revolucionan con dietas mágicas: "bajás cuatro kilos en un mes", "bajás siete", "bajás nueve", "tenés el cuerpo que siempre deseaste"...
Al fin y al cabo, la "magia" termina reduciéndose a porciones mínimas de alimentos insípidos y aburridos, que generan más hambre del que teníamos cuando comíamos sin pretender cánones de belleza ajenos.
"Una rodaja de pavita al vapor sobre tostada de arroz", "omelette de clara de huevo sin aceite", "zapallo verde hervido con pollo sin piel". Claro que con una alimentación así bajás kilos, pero ¿Cómo mantenerla? ¿Con qué dinero? Y sobre todo: ¿A costa de qué satisfacciones?
La increíble pérdida de 25 kilos de Griselda Siciliani en sólo cuatro meses y medio de haber sido mamá; las figuras 90-60-90 de las chicas simpáticas (y a veces poco instruidas) de la tele; las colas sin celulitis; la pieles lisas sin estrías; las figuras veinte añeras de mujeres de las cuatro décadas: no son naturales cien por ciento.
Los cuerpos aumentan, se arrugan, se ablandan, y claro que se puede evitar el aumento, arruga, blandura, modificación, con mucho esfuerzo pero ¿Para qué?
La vida sana es otra cosa. Comé sano, balanceado, natural, ejercitate, el cuerpo es un solo y hay que cuidarlo, eso nadie lo discute, pero siempre entendiendo que somos seres que, así como cambian nuestras ideas y pensamientos (por suerte), cambian nuestros cuerpos. Y que el cuerpo flaco es lindo, pero más lindo es pasarla bien con tu cuerpo.
Por todo eso yo pienso, abajo las dietas.
@Sofisuu
starruella@diarioveloz.com
Llegan los primeros días en los que el clima te pide pantalones cortos, musculosas e ir pensando en los trajes de baño, y la gente se obsesiona.
Empiezan a pensar en ese cuerpo esbelto y moldeado idílico que dista mucho de las medidas concretamente posibles porque el cuerpo esbelto y moldeado idílico, no es real.
Revistas, programas de televisión, páginas Web se revolucionan con dietas mágicas: "bajás cuatro kilos en un mes", "bajás siete", "bajás nueve", "tenés el cuerpo que siempre deseaste"...
Al fin y al cabo, la "magia" termina reduciéndose a porciones mínimas de alimentos insípidos y aburridos, que generan más hambre del que teníamos cuando comíamos sin pretender cánones de belleza ajenos.
"Una rodaja de pavita al vapor sobre tostada de arroz", "omelette de clara de huevo sin aceite", "zapallo verde hervido con pollo sin piel". Claro que con una alimentación así bajás kilos, pero ¿Cómo mantenerla? ¿Con qué dinero? Y sobre todo: ¿A costa de qué satisfacciones?
La increíble pérdida de 25 kilos de Griselda Siciliani en sólo cuatro meses y medio de haber sido mamá; las figuras 90-60-90 de las chicas simpáticas (y a veces poco instruidas) de la tele; las colas sin celulitis; la pieles lisas sin estrías; las figuras veinte añeras de mujeres de las cuatro décadas: no son naturales cien por ciento.
Los cuerpos aumentan, se arrugan, se ablandan, y claro que se puede evitar el aumento, arruga, blandura, modificación, con mucho esfuerzo pero ¿Para qué?
La vida sana es otra cosa. Comé sano, balanceado, natural, ejercitate, el cuerpo es un solo y hay que cuidarlo, eso nadie lo discute, pero siempre entendiendo que somos seres que, así como cambian nuestras ideas y pensamientos (por suerte), cambian nuestros cuerpos. Y que el cuerpo flaco es lindo, pero más lindo es pasarla bien con tu cuerpo.
Por todo eso yo pienso, abajo las dietas.