“A Velasco lo llevo en mi corazón”
Lejos de las peleas mediáticas que protagonizaron hace algunos años, María Eugenia Zorzenón sufre por la salud de Sergio Velazco Ferrero y afirma que necesita consuelo, porque lo que vivieron ellos fue muy fuerte.
La noticia la conmovió. Desde el otro lado de la línea telefónica le dijeron que habían internado a Sergio Velasco Ferrero de urgencia por un pico de presión y desde entonces, está expectante porque sabe que tal vez nunca más lo vuelva a ver. “Esto fue el viernes –rememora- y el domingo le hicieron dos operaciones de cerebro. Roguemos por que pueda salir, pero los médicos no nos dan muchas esperanzas”.
Casi al borde de las lágrimas, María Eugenia Zorzenón sostiene que “a él lo llevo en mi corazón. Estoy muy triste de verdad no sólo por Camila, que sufre un montón, sino por todo lo que vivimos juntos. Tengo que estar fuerte para consolar a mi hija y a su última novia, con quien quedé muy amiga, pero yo por dentro estoy destruida. Esto no se lo deseo ni al peor enemigo”.
Con respecto a los conflictos mediáticos que mantuvieron durante años, y que todavía repiten los programas de archivo cada tanto, la ex de Velasco, mucho más tranquila, asegura que “son cosas del pasado. Cuando veo por televisión las peleas que tuvimos me doy cuenta que no sirve ser violento en la vida. Nosotros hemos perdido hasta órganos por eso y dejamos nuestra salud, porque todo lo malo que nos pasa sale por ahí. Pero éramos jóvenes y cuando uno es chico hace cualquier cosa. Y más con el amor que nos tuvimos, que fue muy fuerte. Las traiciones hacen que se generen esas reacciones y se despierte el odio, pero hoy ya no siento nada de eso. Al contrario, si él lo necesitara yo lo traería a casa para atenderlo con mucho gusto. En los últimos tiempos nos hablábamos por teléfono como si nada hubiese pasado”.
La relación entre ellos comenzó a mejorar a partir de que Camila cumplió 21 años y en la fiesta compartieron la mesa familiar. “Siento mucha lástima por nuestra hija, que lo pudo disfrutar pocos años y hoy se queda con la imagen de su padre todo cableado y entubado. Desde que Velasco tuvo el derrame cerebral no despertó más y tal vez eso sea lo mejor. Que se vaya sin dolor ni sufrimiento. Que siga su viaje como en un largo sueño. Inclusive en caso de despertar le pueden quedar secuelas muy graves como la ceguera. Todas las personas que lo quieren, que son muchas, están sufriendo de verdad. Camila está destrozada y llora cada vez que va a verlo. No se puede concentrar en el estudio, justo ahora que está en épocas de exámenes”.
Casi al borde de las lágrimas, María Eugenia Zorzenón sostiene que “a él lo llevo en mi corazón. Estoy muy triste de verdad no sólo por Camila, que sufre un montón, sino por todo lo que vivimos juntos. Tengo que estar fuerte para consolar a mi hija y a su última novia, con quien quedé muy amiga, pero yo por dentro estoy destruida. Esto no se lo deseo ni al peor enemigo”.
Con respecto a los conflictos mediáticos que mantuvieron durante años, y que todavía repiten los programas de archivo cada tanto, la ex de Velasco, mucho más tranquila, asegura que “son cosas del pasado. Cuando veo por televisión las peleas que tuvimos me doy cuenta que no sirve ser violento en la vida. Nosotros hemos perdido hasta órganos por eso y dejamos nuestra salud, porque todo lo malo que nos pasa sale por ahí. Pero éramos jóvenes y cuando uno es chico hace cualquier cosa. Y más con el amor que nos tuvimos, que fue muy fuerte. Las traiciones hacen que se generen esas reacciones y se despierte el odio, pero hoy ya no siento nada de eso. Al contrario, si él lo necesitara yo lo traería a casa para atenderlo con mucho gusto. En los últimos tiempos nos hablábamos por teléfono como si nada hubiese pasado”.
La relación entre ellos comenzó a mejorar a partir de que Camila cumplió 21 años y en la fiesta compartieron la mesa familiar. “Siento mucha lástima por nuestra hija, que lo pudo disfrutar pocos años y hoy se queda con la imagen de su padre todo cableado y entubado. Desde que Velasco tuvo el derrame cerebral no despertó más y tal vez eso sea lo mejor. Que se vaya sin dolor ni sufrimiento. Que siga su viaje como en un largo sueño. Inclusive en caso de despertar le pueden quedar secuelas muy graves como la ceguera. Todas las personas que lo quieren, que son muchas, están sufriendo de verdad. Camila está destrozada y llora cada vez que va a verlo. No se puede concentrar en el estudio, justo ahora que está en épocas de exámenes”.