A ocho años de la muerte de Alberto Nisman: cuáles son las líneas de investigación
El reconocido exespía Alberto Stiuso declaró por cuarta vez en noviembre y mencionó a Oscar Parrilli, Juan Martín Mena y César Milani como posibles involucrados en el fallecimiento del fiscal. El análisis de las llamadas que hubo ese fin de semana en Le Parc pueden ser claves para una causa que avanza lentamente.
A ocho años de la madrugada del 18 de enero de 2015 en la que Alberto Nisman apareció muerto en el baño de su departamento del edificio Le Parc de Puerto Madero, la causa que investiga la muerte del fiscal no conoce de veredictos.
Con cinco imputados y caratulada como homicidio, la investigación que lleva adelante el fiscal Eduardo Taiano avanza lentamente y por las sombras. En los últimos meses, declararon decenas de espías bajo secreto y dejaron una única certeza: la causa está llena de contradicciones.
Mientras el tiempo pasa y la muerte del fiscal cumple su octavo aniversario, los agentes y exagentes de inteligencia continúan declarando. A fines de noviembre reapareció en la causa el exespía Antonio Stiuso, declaró por cuarta vez y apuntó contra tres personas: el senador del Frente de Todos y exjefe de la AFI, Oscar Parrilli; el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena; y el exjefe del Ejército César Milani.
La fiscalía también sospecha de un posible vínculo de servicios de inteligencia del exterior con capacidad operativa en la Argentina por la explosión de llamados que hubo en las cercanías de Le Parc ese fin de semana.
La investigación de la Justicia: cómo fue la muerte de Alberto Nisman
El informe que realizó en 2017 la junta interdisciplinaria de Gendarmería Nacional asegura que a Nisman lo asesinaron entre dos personas en la noche del 17 al 18 de enero de 2015, en su departamento del edificio Le Parc. Los asesinos ingresaron a su departamento, lo golpearon, lo redujeron y lo obligaron a ingerir ketamina.
Una persona lo sostenía por detrás, con una de las rodillas tocando el piso, mientras la otra llevó el arma hacia su cabeza y le disparó. El tirador dejó el arma en el piso, detrás del cuello del fiscal, y se retiró del baño para no pisar la sangre. El cómplice, que lo tenía tomado de las axilas, lo depositó en el piso y lo acomodó, concluyeron los expertos tras analizar las manchas de sangre.
Las conclusiones de ese análisis discreparon de los resultados de una junta criminalística anterior, a cargo de la Policía Federal, que en junio de 2015 había dicho que Nisman estaba solo y de pie cuando se disparó de frente al espejo.
Tanto el fiscal Eduardo Taiano, que lideró la investigación, como el juez Julián Ercolini, que lleva la causa, concluyeron en que no había contradicción entre ambos informes, sino que la Gendarmería, con una mirada integral, había llegado más lejos.
Otra de las claves que destierra la hipótesis del suicidio es que Nisman no tenía espasmo cadavérico, que es una posición rígida en la que quedan las manos de una persona cuando se dispara a sí misma. La conclusión que sacó la junta interdisciplinaria es que el fiscal agonizó antes de morir.
Todo el peritaje llegó a manos del juez federal Julián Ercolini, que consideró que a Nisman lo mataron. “En pocas palabras, a Nisman lo habrían matado con el arma de Diego Lagomarsino, que fue la última persona que ingresó al departamento del fiscal”.
A su vez, el fallo del Juzgado Federal 10 también considera que se trató de instalar la idea de que Alberto Nisman se había suicidado, “por razones diversas vinculadas con la coyuntura y la vida pública en nuestro país”.
Quienes están imputados por la causa Nisman
Diego Lagomarsino: el perito informático de Alberto Nisman está procesado como “partícipe necesario de la muerte” del fiscal, por haberle llevado el arma de la que salió la bala que lo mató en su departamento de la Torre Le Parc de Puerto Madero. El fallo dice que, “con un plan previamente acordado”, Lagomarsino “facilitó el ingreso al domicilio de la víctima de la pistola marca “Bersa” con el objeto de que luego fuera utilizada por las personas que ingresaron a la vivienda y le quitaron la vida”.
Rubén Benítez: oficial de la policía Federal (fue pasado a disponibilidad) y uno de los custodios del fiscal. Se lo imputó por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, ya que debía cuidar a Nisman y no lo hizo. “Facilitó el ingreso del arma homicida al domicilio del custodiado, franqueó el acceso de los ejecutores del hecho, permitió que estos lleven adelante su accionar sin riesgo de ser descubiertos, determinó su salida impune del lugar e impidió tomar conocimiento del hecho en forma inmediata a su producción”, dice el fallo.
Néstor Durán: estaba junto a Benítez al momento del crimen del fiscal y también está imputado por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Armando Niz: era un agente que trabajaba para la División Seguridad y Custodia del Ministerio Público y Fiscal y Defensa de la Nación. Estaba de turno ese día. Además de haber sido imputado por el mismo delito que Durán y Benítez, Niz está procesado por “encubrimiento”, ya que durante 11 horas evitó entrar al departamento de Nisman pese a que las secretarias del fiscal le decían que algo grave podría estar pasando
Luis Miño: está imputado por los mismos delitos que Niz y también trabajaba ese día. Estuvo “buscando” a Nisman durante las primeras horas de 18 de enero sin entrar a su departamento.
Cómo está hoy la causa por el crimen de Alberto Nisman y cuál es la línea de investigación
El homicidio continúa siendo investigado porque es un crimen que todavía no tiene móvil ni autor. En el último tiempo, la investigación se centró en analizar el intercambio de 45.000 comunicaciones entre exagentes de inteligencia para poder reconstruir contexto alrededor de la muerte.
El informe formulado por el Departamento Unidad Federal de Investigaciones Especiales (Dufie) de la Policía Federal ya está en la fiscalía y la clave estaría en 500 teléfonos ubicados en las inmediaciones del edificio Le Parc de Puerto Madero y en otros lugares considerados claves por la Justicia durante el fin de semana de la muerte del fiscal.
Otra de las pistas que perseguían los investigadores tiene que ver con los tres llamados fallidos que realizó Nisman a Antonio Stiuso en la noche de su muerte. El que por entonces era un hombre fuerte en la SIDE (hoy AFI) no contestó ninguno de los intentos, y declaró -como testigo- que no los escuchó porque tenía el celular en volumen bajo.
El otro elemento que analiza Taiano está relacionado con la causa Dark Star, un expediente iniciado en 2011 para investigar casos de supuesto espionaje ilegal que contiene comunicaciones entre espías. Tras unos años sin acceder a las grabaciones de las llamadas, en 2020 aparecieron esas grabaciones.
Durante el último allanamiento en la casa de Lagomarsino, el juez Ercolini ordenó el secuestro de computadoras, teléfonos y otros aparatos. La defensa se opuso a su apertura, y el planteo está en la Corte.
La última de las pistas que obtuvieron los investigadores es que uno de los encargados de informática de la AFI estuvo el sábado a la tarde y el domingo a la mañana en la zona de Puerto Madero y se detectó a otro agente de la AFI en las inmediaciones de la casa de Diego Lagomarsino. También se detectó la vinculación de una dirección en Entre Ríos que estaría vinculado al “troyano” que tenía Nisman en su teléfono.
Las declaraciones de Antonio Stiuso también le abrieron una ventana al fiscal Taiano. El reconocido espía apuntó contra Parrilli y Mena, quienes un mes antes de la muerte de Nisman desembarcaron en la Secretaría de Inteligencia por decisión de Cristina Kirchner, en reemplazo de Francisco Larcher y Héctor Icazuragia (ex vicegobernador de Santa Cruz).
Stiuso, quien defendió su investigación sobre la responsabilidad iraní en el atentado contra la AMIA -investigación de la que también participó Nisman-, también señaló al ex jefe del Ejército César Milani como un posible responsable.
Causa Nisman: cuáles son los próximos pasos
El fiscal se encamina a tomar declaraciones testimoniales a los exagentes y exfuncionarios que estuvieron activos durante el fin de semana en que el fiscal murió, aunque todavía no los citó. El informe elaborado por la Dufie no permite acceder al contenido de esas comunicaciones.
El fiscal Eduardo Taiano avanzaría en breve con la citación de quienes ocupaban los cargos más altos en la AFI al momento de los hechos. Uno de esos convocados nuevamente será Francisco Larcher, el exnúmero 2 de la SIDE que había declarado ya ante la primera jueza Fabiana Palmaghini cuando la causa estaba en instrucción y que fue mencionado por Stiuso en su declaración. Además, otro de los testimonios que la fiscalía federal quiere oír es el de Héctor Icazuriaga, el ex vicegobernador de Santa Cruz que manejó la Secretaría de Inteligencia durante más de una década.
Como parte de otra serie de medidas, buscará tomarle declaración testimonial al exespía del Mossad Uzi Shaya, que aseguró -en una entrevista televisiva a un canal de Israel- haberle dado a Nisman documentación que relaciona a la vicepresidenta Cristina Kirchner con supuestos pagos por parte de Irán.
Luego enviará un exhorto a la Justicia israelí una vez que las partes (la querella que representa a Sara Garfunkel, la madre de Nisman, y los abogados de los acusados en la causa) envíen a la fiscalía las preguntas que, según su consideración, deberían hacerse en la testimonial al exespía. Se buscará una videoconferencia.
El gran acusado hasta el momento es Diego Lagomarsino, quien no puede alejarse más de 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires ni salir del país sin avisarle a la Justicia. Como siempre cumplió con los pedidos judiciales, el año pasado le otorgaron el beneficio de quitarse la tobillera electrónica.
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