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A Garré se le soltó la lengua

Por Ricardo Roa* Si es cierto todo lo que la ministra Garré dijo de la Policía Federal, le sobran motivos para depurarla. Pero además debería denunciarlo ante la Justicia. Afirmó que extorsionan a los comerciantes, a los inmigrantes sin papeles en regla y a los vendedores ambulantes. Y encima, que hacen "la vista gorda" con la droga.

Lo notable es que el Gobierno que ella integra recién ahora haya advertido todo esto, después de 8 años en el poder. Y más todavía, que durante un período semejante ignorase que "el problema más serio y más complejo que tenemos es la Policía Federal", según sus palabras.

Fue otro golpe al mentón de Aníbal Fernández, un duro que con aval de los Kirchner convalidó un cuadro que ahora se presenta salpicado de corrupción por todas partes. Y una declaración así de grave bien merecía el escenario de la Casa Rosada, siempre a mano para actos muchas veces intrascendentes, y no una reunión de militantes.

Y si cuando habló del "problema más serio y más complejo" se refería a su ministerio, debería saber que tiene uno muchísimo peor: la inseguridad, que todos los días y de las maneras más salvajes golpea a los ciudadanos.

La ministra–militante venía nada menos que de quitarle la custodia policial a hospitales y escuelas: esta vez el palo fue para la gente y, en muchos casos, la más necesitada. Alegó que fue para poner más policías en la calle cuando, en realidad, ése era un trabajo extra por el que cobraban adicionales. Es obvio que si esos adicionales desaparecen, esos policías no irán a la calle.

En la corrupción puede haber una buena razón para limpiar la Federal. Pero el drama de la inseguridad es muchísimo más complejo. A menos que crean que sólo con una política de depuraciones resuelven todo el problema.