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A Bin Laden lo usan de eslogan en EEUU

El presidente estadounidense, Barack Obama, incluye en su campaña electoral la operación que acabó con el fundador de Al Qaeda.

A un año de su muerte, Osama Bin Laden pasó de ser el terrorista más buscado del mundo a un insumo de discursos en la campaña electoral de Estados Unidos.

La decisión del presidente estadounidense Barack Obama de lanzar una atrevida operación de las fuerzas especiales para eliminar a Bin Laden, plagada de riesgos políticos y militares, es ahora acicate de virulentos intercambios con el republicano Mitt Romney, su probable rival en los comicios de noviembre.

El vicepresidente Joe Biden estuvo promocionando la operación en la campaña, utilizándola para impulsar las credenciales de Obama como comandante en jefe; y el expresidentes Bill Clinton hizo un aviso alabando el ataque ordenado por Obama para ultimar al jefe de la red Al Qaida.

"Si está buscando un autoadhesivo para sintetizar la forma en que el presidente Obama manejó lo que heredamos, es muy simple: Osama Bin Laden está muerto y General Motors vive", dijo Biden la semana pasada.

El presidente, en línea con su papel de comandante en jefe, se mantuvo más circunspecto, pero vino recordando la muerte de Bin Laden, el 2 de mayo de 2011, en sus discursos de recolección de fondos.

"Osama bin Laden no volverá a caminar por este mundo", dijo el mandatario en un evento político en Hawaii en noviembre pasado.

Obama también utilizó el aniversario de la muerte de Bin Laden en una entrevista grabada con NBC News desde la sala de crisis de la Casa Blanca, escenario de una famosa foto en la que el presidente y altos funcionarios observan el desarrollo de la operación.

Los republicanos, que durante años han calificado a los demócratas de blandos en la lucha contra el terrorismo y débiles en materia de seguridad nacional, protestan.

Obama "tomó algo que era un hecho unificador para todos los estadounidenses (...) y se las arregló para transformarlo en una ataque político divisivo, partidario", dijo el domingo Ed Gillespie, el principal consejero de Romney, en la cadena NBC.

"Creo que la mayoría de los estadounidenses lo verán como una actitud desesperada de campaña", agregó.

No obstante, la campaña de Obama insiste que su decisión para ordenar la operación secreta del grupo de elite SEALS de la Marina en territorio paquistaní, pese al incierto resultado que podía arrojar, muestra al mandatario como un comandante en jefe con gran criterio.
 
También argumenta que Romney, quien se espera sea designado candidato presidencial en la Convención republicana de agosto, podría no haber tomado la misma decisión de haber estado en la misma posición.

"Esta no es la política del miedo, esta es la política de toma de valientes decisiones. De eso se trata (ser) comandante en jefe", dijo Robert Gibbs, asesor de Obama, también en la cadena NBC.

Gibbs señaló que Romney había argumentado una vez que estaría mal infringir la soberanía de Pakistán, aún en poder de información de inteligencia sobre la presencia de un terrorista en su territorio, y sugirió que no habría ordenado la operación contra Bin Laden.

"Con bastante franqueza, Mitt Romney dijo hace pocos años que era algo tonto de hacer. Mire, hay una diferencia en el papel que jugarían (Obama y Romney) como comandantes en jefe", dijo Gibbs.

Consultado acerca de si Romney podría no haber ordenado el ataque contra el escondite del líder de Al Qaida en Abbatobad, Pakistán, Gibbs respondió: "Creo que no está claro que lo hubiera hecho".

Los intercambios acerca de la operación contra Bin Laden encajan en la estrategia electoral de Obama de retratar a Romney como incapacitado para ser presidente, al destacar que la personalidad y criterio son claves en una campaña dominada esencialmente por la tambaleante economía.

El lustre político que la exitosa operación para matar al líder de Al Qaida y al cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos ofreció a Obama complica los ataques de Romney contra la política exterior del presidente.

Durante años, los republicanos sacaron provecho de acusar a los demócratas de blandos en materia de seguridad nacional, algo que tuvo efectos devastadores en la candidatura de John Kerry en 2004, a la postre derrotado por un estrecho margen por George W. Bush, que ganó su segundo mandato en el primer comicio tras los atentados del 11 de septiembre.

Privado de la carta terrorista, Romney se ve obligado a criticar el desempeño de Obama en asuntos como las relaciones con Moscú, su respuesta a la situación en Siria o los desafíos nucleares que imponen Irán y Corea del Norte.

Pero está por verse si esos ataques tienen la misma resonancia que la tradicional táctica republicana sobre seguridad nacional.

Obama disfrutó de un corto impulso político el año pasado tras la operación contra Bin Laden, pero en una elección que aparece más como un referéndum sobre su manejo de la economía, luce poco claro cuánta influencia tendrá ese hecho como tema de campaña.

No obstante, el manejo del presidente de la seguridad nacional y su campaña contra Al Qaida parecen ayudar a su imagen política. Según una encuesta de The Wall Street Journal/NBC News de este mes, Obama cosecha 43% de las adhesiones, contra 33% para Romney, en la consulta acerca de cuál de los dos sería un buen comandante en jefe.