40 mil personas vibraron con Green Day
Miles de fanáticos disfrutaron anoche de un largo show de la taquillera banda pop-punk estadounidense Green Day, cuyo líder Billy Joe Armstrong, saturó con un decálogo del demagogo, absolutamente innecesario.
La anterior visita de este grupo californiano fue hace 12 años, y en ese tiempo pasó por crisis artísticas hasta que se reinventaron con la opera punk "American Idiot", con la que volvieron a conquistar al público rockero, en especial al público adolescente.
La expectativa por verlos era grande y se acrecentó con la persecución que el gobierno porteño realizó sobre los grandes conciertos, esta fecha pasó del estadio de River Plate, a un predio en Costanera Norte, luego al Hipódromo de San Isidro y, por último, adonde recalo anoche, los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
Por eso anoche, a la gente no le importó que el predio quedara a metros del Río de La Plata en una noche fría que anunciaba sudestada, y que tuvo como protagonista a un tenaz y penetrante viento.
Junto al bajista Mike Dirnt y la baterista Tree Cool, fueron construyendo a lo largo de los años la idea de ser, hoy, la banda punk más taquillera con 65 millones de discos vendidos en el mundo.
Green Day no tiene la altura artística de los Clash ni la emotividad de los Ramones, pero tampoco hace ese punk de McDonald`s que tocan Blink 182, Paramore, Offspring y otros grupetes.
En sus dos últimos discos "American Idiot" y "21 Century Breakdown", el grupo lanzó una dura critica a George W. Bush y a las graves consecuencias económicas de su gobierno y de las guerras en Irak y Afganistan, pero también se ocupa de la falta de trabajo y de la grave situación de los jóvenes sin futuro en su país. Con todos estos ingredientes, la expectativa para verlos era grande y el grupo cumplió con todo, sonando de manera notable, tocando más de 30 temas en casi tres horas, amén de que Armstrong batió el récord de "Aryentina" gritadas en una noche y de gestos demagógicos.
"Ustedes son el mejor público del mundo", "Esta es nuestra noche y ustedes van a poder disfrutar del mejor show del mundo", fueron algunas de las frases que el cantante, líder y gitarrista lanzó a lo largo de la noche. Hubo otros gestos más tolerables como los fans que subieron y a los que trato amablemente haciéndolos partícipes de la fiesta: uno de ellos corrió desde el centro del escenario y se tiro al mosh, otro cantó con él, una chica bailó y cantó con él "Are we waiting" y luego lo besó.
Otra fan se llevó una guitarra de regalo por subirse y cantar en "Longview", del exitoso "Dookie" de 1994 y un último se dio el lujo de mostrarle las nalgas a todo el público junto al cantante. Mientras tanto, en lo que a canciones se refiere, tocaron todos los éxitos de "American Idiot" y de "21 Century Breakdown", en el medio hubo un set del notable "Dookie", y un par de meddley con clásicos del rock mundial. En el primero de ellos tocaron "Blitzkrieg Pop" de los Ramones, "Sweet Child of mine" de Guns n` Roses y "Higway to hell" de AC/DC, mientras que en el otro tocaron "Satisfation" de los Rolling Stones, "Break on through" de los Doors, "Hey Jude" de los Beatles.
Musicalmente, la banda despejó cualquier crítica, suenan de manera notable y con los aportes del guitarrista Jason White y del tecladista Jason Fresse, se sostiene un sonido mucho más complejo que el de tradicional punk de pub.
Esas marchas y canciones con bajada de línea, de una elaborada estructura musical pudieron apreciarse en las iniciales "Song of the Century" y "21 Century Breakdown", en los 7 minutos de "Jesus of Suburbia", en "21 Guns", y en "American Idiot".
Para el final, y con el público resistiendo el frío viento de la sudestada, quedaron la hermosa balada "Wake me up when septembers end" y la acústica "Time of your life", luego de más de tres horas de rock y pirotecnia, que dejaron a la gente que pagó una buena cifra, más que contenta y con la panza satisfecha de rock.
La expectativa por verlos era grande y se acrecentó con la persecución que el gobierno porteño realizó sobre los grandes conciertos, esta fecha pasó del estadio de River Plate, a un predio en Costanera Norte, luego al Hipódromo de San Isidro y, por último, adonde recalo anoche, los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
Por eso anoche, a la gente no le importó que el predio quedara a metros del Río de La Plata en una noche fría que anunciaba sudestada, y que tuvo como protagonista a un tenaz y penetrante viento.
Junto al bajista Mike Dirnt y la baterista Tree Cool, fueron construyendo a lo largo de los años la idea de ser, hoy, la banda punk más taquillera con 65 millones de discos vendidos en el mundo.
Green Day no tiene la altura artística de los Clash ni la emotividad de los Ramones, pero tampoco hace ese punk de McDonald`s que tocan Blink 182, Paramore, Offspring y otros grupetes.
En sus dos últimos discos "American Idiot" y "21 Century Breakdown", el grupo lanzó una dura critica a George W. Bush y a las graves consecuencias económicas de su gobierno y de las guerras en Irak y Afganistan, pero también se ocupa de la falta de trabajo y de la grave situación de los jóvenes sin futuro en su país. Con todos estos ingredientes, la expectativa para verlos era grande y el grupo cumplió con todo, sonando de manera notable, tocando más de 30 temas en casi tres horas, amén de que Armstrong batió el récord de "Aryentina" gritadas en una noche y de gestos demagógicos.
"Ustedes son el mejor público del mundo", "Esta es nuestra noche y ustedes van a poder disfrutar del mejor show del mundo", fueron algunas de las frases que el cantante, líder y gitarrista lanzó a lo largo de la noche. Hubo otros gestos más tolerables como los fans que subieron y a los que trato amablemente haciéndolos partícipes de la fiesta: uno de ellos corrió desde el centro del escenario y se tiro al mosh, otro cantó con él, una chica bailó y cantó con él "Are we waiting" y luego lo besó.
Otra fan se llevó una guitarra de regalo por subirse y cantar en "Longview", del exitoso "Dookie" de 1994 y un último se dio el lujo de mostrarle las nalgas a todo el público junto al cantante. Mientras tanto, en lo que a canciones se refiere, tocaron todos los éxitos de "American Idiot" y de "21 Century Breakdown", en el medio hubo un set del notable "Dookie", y un par de meddley con clásicos del rock mundial. En el primero de ellos tocaron "Blitzkrieg Pop" de los Ramones, "Sweet Child of mine" de Guns n` Roses y "Higway to hell" de AC/DC, mientras que en el otro tocaron "Satisfation" de los Rolling Stones, "Break on through" de los Doors, "Hey Jude" de los Beatles.
Musicalmente, la banda despejó cualquier crítica, suenan de manera notable y con los aportes del guitarrista Jason White y del tecladista Jason Fresse, se sostiene un sonido mucho más complejo que el de tradicional punk de pub.
Esas marchas y canciones con bajada de línea, de una elaborada estructura musical pudieron apreciarse en las iniciales "Song of the Century" y "21 Century Breakdown", en los 7 minutos de "Jesus of Suburbia", en "21 Guns", y en "American Idiot".
Para el final, y con el público resistiendo el frío viento de la sudestada, quedaron la hermosa balada "Wake me up when septembers end" y la acústica "Time of your life", luego de más de tres horas de rock y pirotecnia, que dejaron a la gente que pagó una buena cifra, más que contenta y con la panza satisfecha de rock.