28 años de la muerte de Freddie Mercury: las últimas horas del Gran Simulador
El domingo 24 de noviembre de 1991 moría quien para muchos melómanos es el mejor cantante de la historia del rock. El momento clave en el que le contó al mundo que estaba enfermo de SIDA y una canción de despedida.
El sábado 23 de noviembre de 1991 una noticia dio vuelta al mundo. Sedado, casi sin poder moverse y ciego, Freddie Mercury decidió que era momento de contarle a sus fans qué era lo que le estaba pasando. Sabía que su muerte era cuestión de semanas, tal vez días, y, en efecto, lo fue. El cantante murió menos de 24 horas después de revelarle al mundo: “Tengo sida”.
Recluido en su mansión de Garden Lodge y acompañado sólo por su entorno más cercano, el líder de Queen entendió la gravedad del cuadro. “A él le habían dicho que si dejaba de fumar y de tomar iba a tener un par de años más. Pero a nosotros nos dijeron que no iba a llegar a Navidad”, reconoció años después Brian May.
El viernes por la noche, Freddie llamó al manager de Queen, Jim Beach. Le dijo que tenían que discutir “un asunto público”. Había tomado la decisión de que era momento de que el mundo supiera del diagnóstico que le habían realizado cuatro años atrás. El comunicado, dictado por el propio cantante, se envió a todos los medios. Era cuestión de horas hasta que llegara a la plana de todos los diarios.
“Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que ha dado positivo en las pruebas del virus y que tengo sida. He procurado mantener oculta esta situación para proteger mi vida privada y la de quienes me rodean, pero es hora de que mis amigos y mis fans de todo el mundo conozcan la verdad. Deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella”.
En el comunicado, Mercury reforzó su culto por la privacidad y anticipó, sin saber que moriría horas después, que no daría ninguna declaración más sobre el tema. “Mi privacidad ha sido siempre muy importante para mí y soy famoso por prácticamente no dar entrevistas. Esta política continuará”.
Aunque la banda sabía de la enfermedad desde hacía años, May reconoció que el deterioro que sufrió su amigo en los últimos meses de vida fue acelerado: había, incluso, perdido parte de su pie. “Quedaba muy poco de él. Una vez nos mostró el pie en una cena y dijo: ‘Bueno, Brian, perdoná si te molesté mostrándote esto’. Yo le contesté: ‘No estoy molesto, Freddie, me afecta haberme dado cuenta de que tenés que aguantar todo este terrible sufrimiento’”.
Freddie sabía que le quedaba poco tiempo y no quería perder ni un minuto: siguió con las giras y sus discos. Capas de maquillaje cubrían las lesiones cutáneas de la enfermedad y su visible deterioro. En mayo, seis meses antes de morir, Queen grabó el que sería su último videoclip. "These are the days of our lives", compuesta para el baterista Roger Taylor para sus hijos, fue la “canción de despedida”. El video debió grabarse en blanco y negro para atenuar el mal estado en el que se encontraba el cantante. “Aunque la escribí pensando en mi familia, está claro que con todo lo que estaba pasando la letra ganó otro sentido”, reconoció Taylor años después.
Al día siguiente de difundido el comunicado, los dolores de Freddie se tornaron “insoportables”. Jim Hutton, su última pareja y quien lo acompañó desde antes de su diagnóstico, llamó al médico personal del cantante. Era la madrugada del domingo 24 de noviembre y Mercury ya no se podía mantener en pie. El cuadro era grave. “Nos dijo que no iba a vivir más de dos días y le dio una inyección de morfina”, recordó su viudo.
Mientras el mundo amanecía con la noticia de su enfermedad, su entorno se enfrentaba a la inminencia de su muerte. Por la mañana, sus amigos más cercanos visitaron la mansión; pero Freddie ya estaba inconsciente. Elton John y Dave Clark intentaron hablarle. No hubo respuesta. Horas después, el líder de Queen moriría en su cama y en brazos de su pareja.
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