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Qué se esconde en la rebelión de Formosa

La revuelta popular de Formosa, por nuevas restricciones, desnuda las contradicciones y la impunidad de un régimen, casi feudal, y tal vez sea el principio del fin, donde las libertades individuales brillan por su ausencia desde casi siempre.

Cuando los medios nacionales, pusieron atención en los abusos del poder contra el pueblo formoseño, se empezaron a conocer lo difícil que resulta alzar la voz allí y las consecuencias que eso trae. El jueves ante la aparición de 17 casos de Covid-19, el gobernador Insfrán, decreto volver a fase 1 y allí la gente explotó y con ello se inició una salvaje represión policial, disparando balas de goma, gases lacrimógenos y palos a cuanto ciudadano decidido a protestar en la calle, contra las nuevas restricciones.

Conocimos hace un tiempo que el éxito de la política sanitaria de la provincia, era a costa de operativos sanitarios e internaciones compulsivas, que recuerdan a los mejores tiempos de la dictadura militar. Como era de esperar el secretario de Derechos Humanos de la Nación, fue al lugar y nada vio (o no quiso ver) claro se trata de un compañero, que es atacado por los medios hegemónicos, la revuelta que ocurre en estos momentos no hace más que evidenciar que el pueblo no tolera más al régimen que los gobierna y los denigra hace tantos años, ver las imágenes de personas salvajemente golpeadas y ensangrentadas, me hace mucho ruido y me generan un enorme interrogante. ¿Por qué el gobierno Federal, no interviene?   Muy sencillo, no le interesa.

Los comerciantes gastronómicos piden poder trabajar sin restricciones de horario y los trabajadores, piden libertad para ir a trabajar, el gobierno ante las protestas, no eligió mejor respuesta que la represión. Es más, el ministro más poderoso del gobierno, Abel González, que concentra los ministerios de Gobierno, Seguridad, Justicia y Trabajo, (una versión remozada de la suma del poder público) lanzó un desafío a los manifestantes: “No bajemos los brazos, más unidos que nunca, más firmes que nunca. En Formosa no se rinde nadie…” o sea ha declarado que la represión no se detendrá. Tal vez mi crónica les resulte un poco exagerada, les voy a transmitir lo que dijo por Amnistía Internacional: “Las personas tienen derecho a la protesta social. El Estado debe garantizar el derecho a manifestarse y tomar los recaudos necesarios para asegurar que las fuerzas de seguridad se conducirán de acuerdo a los estándares internacionales”. 

Los derechos humanos en Formosa, valen poco y nada, y fuera de cualquier connotación política, hay un hecho que resulta por demás elocuente e ilustra con total claridad que el régimen hace lo que quiere con las personas. Una trabajadora de prensa, Julieta Galarza, fue detenida mientras se encontraba ejerciendo su trabajo. La concejala Gabriela Neme, resultó herida cuando intentaba hablar con la policía, ante la detención de la periodista, sufrió un esguince en su brazo y debió ser hospitalizada. El periodista Maxi Galarza de Radio Fantasía fue herido por una bala de goma. 

Es hora de que el Gobierno nacional ponga fin a tantos abusos, lo hará o ¿mirará para otro lado? Creo que es hora de poner fin a tantas injusticias. Sino Dios y la Patria se los demandarán…

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